sábado, 30 de mayo de 2009

MUCHO,POQUITO, NADA


MUCHO, POQUITO, O NADA


La pregunta es ¿resulta posible que una relación se termine aún antes de que se agote el amor o el deseo? Veamos...
Generalmente en la relación y sus intercambios vamos a encontrar tres elementos básicos:
1- Los hechos
2- Los sentimientos
3- La identidad de los implicados


Es posible que un día cualquiera cuando nada hacía predecir ningún suceso extraordinario (¿?) cualquier situación, conversación, o hecho comienza a enrarecerse de modo que la situación se escapa de las manos y comienzan las agresiones, los recuerdos de situaciones pasadas que se asemejan o no, pero que se apuesta a dejar esclarecidas justo en ese momento. Y zás! (coñazo!) Plaf! (portazo!) estamos nuevamente solos.

¿Qué pasó?

LOS HECHOS
Estamos ante el primer item: “Los hechos”
Esta es la zona dónde se dirimen la mayoría de los conflictos. Yo le dije...él/ella dijo.... No lo puedo creer...¿me estás cargando?...
En cuanto a "la verdad” de los hechos que los llevaron a esa circunstancia es probable que nunca se llegue. Todo es interpretación sesgada de una realidad inaccesible. Y si se llegara, lo más probable es que fuera un consuelo dado por acuerdo de partes o por resignación de posturas. Entonces, uno o ambos dicen:- de alguna manera así fue.

LOS ÚLTIMOS MINUTOS DE LAS VÍCTIMAS
Esto se agrava en lo que llamaremos “el último momento” de una etapa o de un cierre definitivo.
Cuando digo que “nada” hacía predecir ningún suceso extraordinario, es sólo una forma retórica. Pues el momento en estas circunstancias, raramente es “extraordinario”, sino que se trata de un hecho ordinario –digamos- un eslabón más de un proceso que empezó mucho antes, o que quizás tuvo su origen con la relación misma. Lo extraordinario sólo se debe a que ése es un eslabón disruptivo.
Lo mismo sucede cuando digo “predecir” (RAE: Anunciar por revelación, ciencia o conjetura algo que ha de suceder). Por el momento, no hay ninguna ciencia del amor que pueda ayudarnos con sus leyes, pero es diferente con la “revelación” o con la “conjetura” o la “intuición”, pues así como el amor nos pone “ciegos” en sus comienzos, también nos hace “clarividentes” hacia el final. Es posible que esa clarividencia no se trate de ninguna aptitud sobrenatural, sino simplemente que se vuelven a leer los símbolos y los signos que nos estaban antes vedados: disconformismos, reivindicaciones, sed de libertad, vacío, compulsión por las compras y también las modificaciones inusuales de la pelambrera que son todo un capítulo aparte: las mujeres se cortan el pelo, cambian su color, ellos se dejan o se quitan la barba. etc
Si en cierto sentido una relación amorosa es un remedo de la relación con la madre y por lo tanto, de alguna forma simbiótica, una parte o ambas empiezan a notar que la otra trata de salirse del marco, de volverse visible, independiente de la relación.

LOS SENTIMIENTOS
Vamos por la vida confiados en nuestros pensamientos. Creemos que ante algún problema o conflicto un buen planteo de la situación podrá llevarnos a la solución.
Lo cierto es que aunque estemos tratando un ingreso a un trabajo, rindiendo un examen, leyendo un libro, cocinando algo rico, tirándonos en paracaídas, etc. Los que nos conducen son nuestros sentimientos.
Sentimientos que casi nunca los tenemos tan claros como nuestros pensamientos. Alguien podría ser muy inteligente, inclusive saber que lo que lo mueve son sus sentimientos y sin embargo, muy poco casi nada puede hacer respecto de ellos.
La persona puede saber que esa pareja no es la más apropiada, ya no porque se lo digan los astros, sino porque lo ha experimentado una y otra vez. Su sistema ya no segrega endorfinas o dopamina, sino adrenalina o noradrenalina que le dejan un regusto amargo ante cada encuentro o despedida y sin embargo, allí está atada a la relación aunque las cadenas estén rotas hace mucho tiempo.
Es esto amor o algún sentimiento parecido? Pareciera que no, que se trata de todo lo contrario, se trata de temor, de temor a la soledad tal vez...


IDENTIDAD
Este tema es mucho más complejo, pues las diferentes personalidades de las partes se imbrican de forma tal que modifican de forma notable el sentido del yo.
La pareja suele ser el testigo privilegiado para el desarrollo y despliegue de las características personales.
En la noción que cada uno tiene de sí mismo rara vez tiene en cuenta lo que es altamente definitorio como la devolución que me hacen los otros, de mi.
1-Inicio:
En esta etapa de la relación, lo emocional coincide con aspectos inmediatos: se sienten atraídos, se “florean” como pavos reales, comienzan “los acuerdos” sobre música, cine, lugares, etc que hacen a la selección recíproca.
2-Evolución:
La hipótesis es que no se elige pareja por los atributos específicos que esa persona puede tener, sino por como las personas se experimentan a sí mismas en esa relación. Entonces, la imagen que se construye y se proyecta está estrechamente vinculada al significado personal.
Supongamos que alguien ha encontrado a su para quién. Entonces poco a poco, la relación evoluciona hacia formas más articuladas de interdependencia emocional.
En ese recorrido se reconocen y son reconocidos como pareja, empiezan a conjugar un nosotros, puede que hablen de una convivencia o quizás un matrimonio, temas particulares como la elección de carreras académicas, puestos laborales, comienzan a entrelazarse, así como a compartir la red social.
En este punto, la relación comienza a cumplir “la función” de otorgar validez al sentido de sí mismo de cada miembro de la pareja, es decir reorganiza y reestructura ambas identidades.
Es importante que podamos visualizar a la relación como, en este punto, se convierte en un proceso de múltiples niveles, direcciones e interrelaciones.
Entonces con qué se relaciona el final de una pareja?
Este sistema complejo hace que cada hecho nuevo en la pareja deba ser integrado dentro de esa compleja jerarquía de interrelaciones, lo cual requiere altos niveles de flexibilidad.


DINÁMICA DE LA SEPARACIÓN

El primer criterio que permite predecir la probabilidad de disolución de una pareja es “el grado de flexibilidad” que tiene una pareja para integrar y reordenar sus nuevas experiencias. Los motivos de la ruptura no están tan relacionados con la especificidad de los acontecimientos sino con la capacidad que tenga la pareja para integrar las perturbaciones desafiantes.
La vida va cambiando continuamente y con ello las necesidades psicológicas de los integrantes de la pareja. Puede ser que haya modificaciones en la participación, en el afecto, en los niveles de hostilidad, en los grados de libertad necesarios. Lo cierto es que la integración de los nuevos acontecimientos va acompañada de “oscilaciones” que se balancean entre dos polos: aproximación y evitación.
¿El final de una pareja se relaciona con estas oscilaciones en que se aproximan y se evitan?
No exactamente, las oscilaciones sólo indican la reorganización ante la nueva circunstancia. La clínica nos dice que también es importante en que “etapa” se encuentra la pareja. Es posible que una pareja en los comienzos pueda sobrevivir a varias oscilaciones, pero es mucho más difícil cuando están implicados otros niveles, particularmente aquellos que son claves para el significado personal. En estos casos, es posible que su sentido de identidad no les permita reconocerse, la presencia del otro no los confirma en su experiencia de ser quienes son, en estos casos, hay que prestar mucha atención porque es probable que la pareja se disolviese volviendo a un estado análogo al inicial, un estado global de ya-no-existir (Lerner 1984).

A modo de síntesis, podemos decir que este esquema nos permite comprender un poco más la dinámica de la pareja y así poder hacer ciertas predicciones. Los hechos controvertidos podrán ser "negociados" en la pareja, el universo de los sentimientos es en estos casos lo más inmanejable y comenzarán las oscilaciones de aproximación-evitación propias de la reorganización; luego dependerá de la flexibilidad y la etapa en que se encuentre la pareja. Lo que parece más determinante en el futuro de la pareja es el sentido de identidad personal en juego

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Libros que inspiran este blog

  • Actos de significado. Jerome Bruner
  • Actos del lenguaje. Rafel Echeverría
  • Coaching. El arte de soplar brasas. Leonardo Wolk
  • Coaching. El arte de soplar las brasas en acción. Leonardo Wolk
  • Cultura escrita y oralidad. David R. Olson y otros (comp)
  • El buho de Minerva. Rafael Echeverría
  • El orden del discurso. Michel Foucault
  • El sí-mismo en proceso. Vittorio Guidano
  • El tao de la física. Fritjof Capra
  • El yo saturado. Kenneth J. Gergen
  • Estudios y diálogos sobre la identidad personal. Giampiero Arciero
  • Fuentes del Yo. Charles Taylor
  • Heidegger y la cuestión del Tiempo. Francoise Dastur
  • Hermenéutica del sujeto. Michel Foucault
  • Historia y Narratividad. Paul Ricoeur
  • La construcción social de la realidad. Berger y Luckmann
  • La educación puerta de la cultura. Jerome Bruner
  • La mente narrativa. Juan Balbi
  • la quinta disciplina en la práctica. Peter Senge y otros
  • La quinta disciplina. Peter Senge y otros
  • La terapia como construccion social. Seila McNamee y otro
  • Los anormales. Michel Foulcault
  • Narrativas contadas, Narraciones vividas. Ricardo Ramos
  • Ontología del lenguaje. Rafael Echeverría
  • Pasos para una ecología de la mente. Gregory Bateson
  • Por la senda del pensar ontológico. Rafael Echeverría
  • Realidad mental y Mundos posibles. Jerome Bruner
  • Realidades conversacionales. John Shotter
  • Signo: Humberto Eco
  • Soñar la realidad. Lynn Segal
  • Teoría de la comunicación humana. Watzlawick y otros
  • Wittgenstein: Mundo y Lenguaje. Prades Celma y otro