domingo, 22 de junio de 2008

¿ES EL AMOR UN JUEGO PARA PERDER?


En 1995 se estrenó la película "Los puentes de Madison" y desde entonces he visto un sin número de películas románticas, aunque ninguna que pudiera reemplazarla.
Soy consciente que "semejante" película pasada por los diferentes tamices teoricos merece más de un análisis, pero hoy quiero responderme:-¿ por qué dicha película es casi paradigmática de la película de amor-sin desmerecer otros antecedentes como Casablanca o Africa mía-?
El amor, particularmente "el amor romántico" es un juego para perder? Y cuando me refiero a juego hago alusión a reglas específicas -como por ejemplo- la imposibilidad de realización de la promesa amorosa.
Si es así tendría que contestar como canta Amy Whitehouse:-...el amor es un juego para perder...
y confirmar que otra hubiera sido la historia si Romeo y Julieta hubieran podido realizarse como pareja.
Mi pretensión no es negar la existencia del "obstáculo insalvable" como elemento necesario del juego romántico; sino revisar-someramente-cual es la idea de amor con la que nos manejamos.
Si quitamos los detalles ¿qué nos cuenta la película? la historia de una relación de amantes, entonces será la sexualidad o la libido la que tendrá el protagonismo, llevandonos a una situación conflictiva desde el punto de vista ético y que tendrá una resolución condenatoria o absolutoria de acuerdo a la ideología que cada uno profese.
Sin embargo, creo que es una o es "la" película de amor porque es el amor el que está en cuestión.
Dentro de la tradicción occidental se considera que existen cuatro formas o facetas del amor y que se denominan por sus latinazgos: eros, libido, philia y caritas o agape.
Los cuales podemos caracterizar brevemente así: eros es el impulso amoroso, el que nos lleva a formas superiores de ser y de relación, libido es la sexualidad, la lujuria, la concuspicencia, mientras que philias es la amistad, el amor fraternal o a los hijos y caritas es el amor entendido como la preocupación por el bienestar de los demás.
Es en el cumplimiento de estos tres aspectos en un todo y en un equilibrio lo que nos garantiza el amor en toda su especificidad y la resolución del conflicto amoroso en una ética propia del amor y no a través de otras teorizaciones o ideologías que nos darían otros resultados.
Desde este punto de vista, Francesca representa el amor en todas sus manifestaciones, y la película irá mostrando su historia como quien deshoja una cebolla. Su impulso amoroso o eros hacia el visitante y su diferente relación con el mundo, su líbido declarada en la escena del baño y su consumación, pero también es philias y caritas, me refiero a la escena de "la última cena". Previamente había preparado las valijas, aunque Robert comienza a dudar que se vaya con él. Su planteo de imposibilidad de realización del amor romántico, para mí excede el sólo pensar que cualquier relación acabará en la rutina de lo cotidiano, sino es el amor a sus hijos y el futuro en el mensaje hacia ellos. También lo es, la situación de su esposo como tercero excluído sin poder comprender el abandono y quizás su sin sentido. Lo que la acompañarían donde fuese que vaya.
Cuando me refiero al amor, me refiero a todos sus componentes, a la integración de todos los aspectos en una resolución que haga a la persona responsable en su voluntad.
Conocemos el dicho de que el amor es ciego, generalmente referido a atributos inexistentes del ser amado/adorado y no percibidos como lo que son a-tributos, atribuidos por el amante; aunque también engloba un estado de fascinación en el que la persona parece no razonar y es llevada más allá de sí misma por causa de eros y/o su libido. Pero en philias y en caritas el Otro-como lo absolutamente distinto de mí- se presentan y marcan formas superiores de ser y de relación, lo que nos da una perspectiva más integrada de la idea del amor y de la persona.
Y la resolución del conflicto, se realiza en la integración de todos los valores que coronan a una persona. La voluntad, el sacrificio no invalidan el amor, por el contrario lo realizan y lo cumplen en otras esferas. Si se quiere lo inmortalizan.
Se me ocurre pensar que desde la elección de los personajes: la matrona y el señor maduro -muy lejos de las figuras étereas de la juventud y lo deseado-, y el lugar perdido entre la nada y la cosa ninguna como cualquier otro lugar inesperado, hay una advertencia. Esa advertencia se hace permitiendo una cierta identificación de la persona común con los términos de la narración. Eso hace que la historia sea creíble y convierta el conflicto universal en potencialmente propio y viceversa
El hilo narrativo nos saca del lugar de simples espectadores y jueces de una historia de amantazgo que desde el comienzo está condenada, para ponernos en un lugar de sujetos deseantes. ¿quién no deseo acaso que ella abriera la puerta de la camioneta?, pero si la abría se condenaba el Amor con mayúsculas.
Por eso, aquellos que lloramos con las películas de amor romántico, nos bañamos en lágrimas cuando ella abre el legado que él le deja. Con la muerte de Robert, creo que renunciamos definitivamente a la posibilidad de realización más allá de esos cuatro días.
También, por el comienzo de la película ya sabemos que ella murió, de hecho estamos en sus exequias. Y esto es de alguna manera la historia de amor, con la muerte de los amantes, el amor no muere.
El personaje de Robert es quizás más enigmático, aunque para mí casi al servicio de que Francesa muestre sus facetas, de todas formas merecería un análisis por separado y me apartaría de la primera pregunta:- ¿es el amor un juego para perder?
Creo que con una visión amplia de lo que significa el amor, no lo es en absoluto.
1-La paradoja del amor es que constituye el grado supremo de pérdida de yo en el otro y al mismo tiempo el mayor grado de conciencia de sí. Esto lo ilustra muy bien la película cuando ellos se bañan juntos y ella hace un soliloquio respecto de los aspectos desconocidos y que sin embargo le permiten percibirse más sí misma que nunca.
2-Lleva a un mayor enriquecimiento de la personalidad, al integrar aspectos desconocidos antes de la relación e integrados por declaración de ese testigo privilegiado que es la pareja. Ej: Robert realiza su libro y en su dedicatoria demuestra ser el poeta que resentía no ser.
3-También valoramos el aspecto de "dar" y de sacrificio que bien resueltos nos saca de aspectos más narcisísticos.
4- Casi como resonancia de lo anterior la idea del nosotros.
5- El amor como sentimiento y conducta se ejercitan en el seno de la sociedad y en las formas vigentes a un determinado período

Libros que inspiran este blog

  • Actos de significado. Jerome Bruner
  • Actos del lenguaje. Rafel Echeverría
  • Coaching. El arte de soplar brasas. Leonardo Wolk
  • Coaching. El arte de soplar las brasas en acción. Leonardo Wolk
  • Cultura escrita y oralidad. David R. Olson y otros (comp)
  • El buho de Minerva. Rafael Echeverría
  • El orden del discurso. Michel Foucault
  • El sí-mismo en proceso. Vittorio Guidano
  • El tao de la física. Fritjof Capra
  • El yo saturado. Kenneth J. Gergen
  • Estudios y diálogos sobre la identidad personal. Giampiero Arciero
  • Fuentes del Yo. Charles Taylor
  • Heidegger y la cuestión del Tiempo. Francoise Dastur
  • Hermenéutica del sujeto. Michel Foucault
  • Historia y Narratividad. Paul Ricoeur
  • La construcción social de la realidad. Berger y Luckmann
  • La educación puerta de la cultura. Jerome Bruner
  • La mente narrativa. Juan Balbi
  • la quinta disciplina en la práctica. Peter Senge y otros
  • La quinta disciplina. Peter Senge y otros
  • La terapia como construccion social. Seila McNamee y otro
  • Los anormales. Michel Foulcault
  • Narrativas contadas, Narraciones vividas. Ricardo Ramos
  • Ontología del lenguaje. Rafael Echeverría
  • Pasos para una ecología de la mente. Gregory Bateson
  • Por la senda del pensar ontológico. Rafael Echeverría
  • Realidad mental y Mundos posibles. Jerome Bruner
  • Realidades conversacionales. John Shotter
  • Signo: Humberto Eco
  • Soñar la realidad. Lynn Segal
  • Teoría de la comunicación humana. Watzlawick y otros
  • Wittgenstein: Mundo y Lenguaje. Prades Celma y otro