viernes, 20 de abril de 2012

Artículo - INADECUACIÓN ESENCIAL: "NO ENCAJAR EN EL MUNDO" Son así: diferentes. Insisten en hallar un sentido que vaya más allá de la mecanicidad en que tantos se mueven día a día; vivencian la compasión como algo natural, y buscan dónde ejercer el natural acto de servir; aman la belleza, los vínculos con hondura, el silencio fecundo; de modo sencillo o más vehemente, tienen urgencia por dejar una huella en la vida, por mejorar el mundo, aunque sea en su entorno más cercano. Intentan a diario poner en práctica sus mejores valores, con coraje y sensitividad, aun equivocándose. Entonces… claro: no es inusual que personas así se sientan raras. Y podría decirse que lo son: pero preciosamente raras, como esas perlas o piedras de sutiles colores, difíciles de hallar. El problema es cuando este “sentirse raras” se traduce anímicamente como si fuera “ser defectuosas”. Y es que a veces ser diferente genera rechazos, burlas o discriminaciones, como las que padeciera Juan Salvador Gaviota por querer explorar el cielo para perfeccionar su vuelo, en vez volar para meramente subsistir. Entonces sufren, y se preguntan: “Por qué no puedo ser como los demás?”. Veamos por qué… La mayoría de los seres humanos a medida que crecen y van interactuando con el mundo se desconectan de su propia esencia, su núcleo más íntimo, su verdadera identidad. Adquieren, en cambio, una identidad condicionada por el entorno, masificada, modelada por mandatos ajenos. En cambio, estas otras personas “raras” experimentan una enorme necesidad de ser fieles a lo más interno de sí. Y esto suele tener una consecuencia (sobre todo en la primera mitad de la vida): la de no encajar en el mundo. Como decía Herman Hesse, “tienen una dimensión de más”: la conciencia de que la vida es un camino, y de que en él encontramos las condiciones que nuestra interioridad necesita para ir siendo cada vez más completos, ayudando a otros para que lo sean. A lo largo de tantos años de ser terapeuta y docente investigué con constancia a personas que vivencian ese “no encajar en el mundo”. Así, vi que era necesario ponerle un nombre a ese sentir, y le llamé inadecuación esencial: una falta de pertenencia a las reglas del mundo, con la sensación dual de experimentar el gozo de sentirse en contacto con lo profundo, y a la vez percibirse como “fallado” por no ser “como los demás”. Si la persona trabaja sobre sí, puede llegar a comprender que “no encajar” en la gran bandada significa que hay otra bandada: la de los que no encajan por los mismos motivos. Entonces, lo importante será no aislarse: abrirse al encuentro de quienes cultivan similares valores, y tomar conciencia de que no se está solo. Thoreau lo dijo así: “Si alguien no marcha a igual paso que sus compañeros, puede que eso se deba a que escuche un tambor diferente
. Que camine al ritmo de la música que oye, aunque sea lenta y remota...”. Siguiendo esa música hallamos nuestro lugar en el mundo, nuestro sentido de existir; dejamos de percibirnos como defectuosos para, en cambio, celebrar nuestra singularidad y acompañar a otros a dignificar la propia. Nos vamos convirtiendo en agentes de cambio, marchando junto a los que escuchan un ritmo similar al nuestro. Somos muchos los que estamos en el mismo camino. Allí es donde sí encajamos los que sentimos “no encajar en el mundo”. Y es que estamos construyendo otro mundo! Para ese mundo nuevo, se requiere tu mano de obra. Porque, como en un Gran Concierto, las notas que ejecutes desde tu partitura son irremplazables: todos nos necesitamos de todos para que la más bella música sea cada vez menos remota... Virginia Gawel Nota: Este artículo fue publicado por la revista Sophia On Line, www.sophiaonline.com.ar

domingo, 5 de febrero de 2012

RAZONANDO EL AMOR a José Manuel A veces se me ocurre pensar que otra pudo ser mi vida. si aquel mayo no me hubiera cruzado contigo. En aquella estación de tren que se llamaba: Diecisiete años ¿Quién hubiese sido de no conocerte? ¿Quién hubieses sido si no me hubieras tenido? La idea de que esto, tan importante, tan esencial, en tu vida y la mía, pudo no darse, ¡me estrecha el alma! y me muestra cómo es de frágil la felicidad humana. Aquella esperanza de un amor apasionado y tierno que me robara de la adolescente juventud Se vio recompensada un día en que me di cuenta que con sólo verte, la sonrisa se perfilaba como anunciando que todo iba a parecerme vano si no estaba a tu lado. Y hoy, que los años han pasado: ¿ recuerdas, acaso, aquellos jóvenes que fuimos? Queríamos el volar del pájaro y del hornero: el nido Soñábamos, oh! si soñábamos! El mundo parecía no bastarnos, y hasta lo nefasto desafiábamos. ¿Qué podríamos contar que no fuera parte de una historia de amor? Algunas veces nuestras miradas se pierden tras la juventud que irremisiblemente se pierde entre aquellos jóvenes que aún bajo el cuidado paterno jugaban a ser aquel hombre y mujer que luego fuimos. No niego que el dolor siempre acompaña por el temor lógico de la pérdida posible ¡Qué pensamiento curioso! La vida humana como un camino acompañado, Que aún ahora, con todo lo aprendido no puedo comprenderlo de otro modo. Querido amor, cuando empezamos y todo parecía posible pero nada sabíamos de lo porvenir, tejimos los sueños, dejaron de ser tuyos o míos para ser nuestros. La vida fue generosa, ¿qué podría haber deseado que no me lo hubiese dado contigo? Dime:-¿cómo podríamos llamar ese sentimiento que al principio pura hormona se extasiaba por un cuerpo o unos ojos bellos y luego mira con mayor ternura a través de ellos Entonces sabemos, como el Dante, que todo va pasando… menos el amor que no nos abandona. Ahora que sé que la vida es fugitiva, que tengo la certeza de lo que voy perdiendo: la inmensidad del mar, la persistencia de la montaña, todo lo que fue sólo escenario para amarte Quiero que razonemos juntos, como siempre lo hicimos: ¿Qué hubiera sido esta vida humana sin amarte?

Libros que inspiran este blog

  • Actos de significado. Jerome Bruner
  • Actos del lenguaje. Rafel Echeverría
  • Coaching. El arte de soplar brasas. Leonardo Wolk
  • Coaching. El arte de soplar las brasas en acción. Leonardo Wolk
  • Cultura escrita y oralidad. David R. Olson y otros (comp)
  • El buho de Minerva. Rafael Echeverría
  • El orden del discurso. Michel Foucault
  • El sí-mismo en proceso. Vittorio Guidano
  • El tao de la física. Fritjof Capra
  • El yo saturado. Kenneth J. Gergen
  • Estudios y diálogos sobre la identidad personal. Giampiero Arciero
  • Fuentes del Yo. Charles Taylor
  • Heidegger y la cuestión del Tiempo. Francoise Dastur
  • Hermenéutica del sujeto. Michel Foucault
  • Historia y Narratividad. Paul Ricoeur
  • La construcción social de la realidad. Berger y Luckmann
  • La educación puerta de la cultura. Jerome Bruner
  • La mente narrativa. Juan Balbi
  • la quinta disciplina en la práctica. Peter Senge y otros
  • La quinta disciplina. Peter Senge y otros
  • La terapia como construccion social. Seila McNamee y otro
  • Los anormales. Michel Foulcault
  • Narrativas contadas, Narraciones vividas. Ricardo Ramos
  • Ontología del lenguaje. Rafael Echeverría
  • Pasos para una ecología de la mente. Gregory Bateson
  • Por la senda del pensar ontológico. Rafael Echeverría
  • Realidad mental y Mundos posibles. Jerome Bruner
  • Realidades conversacionales. John Shotter
  • Signo: Humberto Eco
  • Soñar la realidad. Lynn Segal
  • Teoría de la comunicación humana. Watzlawick y otros
  • Wittgenstein: Mundo y Lenguaje. Prades Celma y otro