sábado, 30 de julio de 2011

EL HOMO SAPIENS EXTINTO




Mi amigo E. me preguntaba el otro día ¿cómo era que encontraba los temas de mi escritura? o ¿cómo es eso de sentarse y escribir?
Supongo que el proceso debe ser particular en cada persona que disfruta de ser escritor aunque no sea publicado por editoriales comerciales, o siéndolo, no es conocido. Seguramente también habrá muchas coincidencias sobre temas tales como la inspiración, el medio (lapicera, computadora), los temas, el estado creativo, la laboriosidad que requiere el lenguaje, etc.
En mi caso escribo a partir de un desafío, a veces es la idea de otro que me es dicha, escrita o revelada, entonces mi mente parece preguntarse: ¿cómo veo yo esa realidad? ¿cómo relacionan mis experiencias con determinado tema? ¿qué fibras afectivas vibran en forma incesante a partir de ciertos ítems?
Cual puntapié inicial, surge un impulso en mi mente que describo como una necesidad por ordenarse. Las ideas están allí, pero el escribir, les da forma, las tornea, como dice Santiago Kovadloff… “no se escribe para decir algo que se sabe de antemano, sino para llegar a saber qué se quiere decir y para verificar hasta dónde ese querer se encarna en lo que se dice”…
A mi lo que más me desafía es la observación; luego son las sensaciones; en algún momento aparece mi deseo de comunicar o de compartir mi mundo; también es el placer lúdico de las palabras, sus ambigüedades, sus evocaciones, su estética; y por último, aunque no tan marcadamente como en una fábula, tengo la necesidad de una enseñanza.
No es que posea una particular vocación docente, sino que creo que debemos estimularnos unos a otros para a ser mejores seres y que lo humano aún está por alcanzarse. Y ese es el desafío, el que debe inscribirse con mayúscula: Ser Humano.
A veces temo que mis proyecciones a partir de la observación y la relación de los elementos se haga realidad, es decir, que la tecnología lleve a incluir en la evolución del hombre, artefactos, chips, programas necesarios para su rendimiento y prolongación de la vida a costa de sus afectos.
Si eso sucediera, imagino antropólogos, en el futuro, hablando del homo sapiens extinto; en fin, de la especie que somos o seamos considerados a partir de las muestras o retazos de nuestra cultura.
Si no alcanzamos una excelencia como especie, me gustaría pensar que -muchos de aquellos que no hemos sido los preclaros guías de la humanidad- al menos hacemos el esfuerzo por lograr un mundo mejor, aunque más no sea educando a los que nos siguen, curando o ayudando a otro, embelleciendo un jardín, escribiendo un poema o poniéndole música a un amanecer.
Si llegamos a categoría de homo-sapiens extinto, probablemente el cyberborg (storage system) que nos suceda en la evolución, sea un ser más inteligente, porque la tecnología tenderá a replicarse sobre sí misma requiriendo más y más efectividad en detrimento de la afectividad. Mientras tanto, deseo que mi huella sea como una divisa: “Dejar testimonio del extraño y empedrado camino que tiene el hombre en ser humano, su existencia, con el conflicto de afecto y valores, como eslabón del devenir.”

Lo que no sabe mi amigo E. es que él mismo es un estímulo para mis escritos. Hace años que compartimos pensamientos. Diferentes edades, diferentes experiencias, todo muy enriquecedor. Cada semana intercambiamos historias, libros, películas, notas.
Hace ya mucho tiempo, le había contado mi idea de la evolución.
En forma resumida: Como nada está concluido, el hombre también entra en esa evolución, sin embargo a diferencia de la evolución natural de las especies, la tecnología ya no podrá quedar afuera.
Fue después de haber visto dos documentales para aquel entonces. Uno sobre la generación de piel en laboratorio y el otro sobre las computadoras que auto-actualizan su conocimiento a partir de la interrelación con otras inteligencias. La posibilidad de actualizar el conocimiento sin necesidad de nueva programación es algo muy similar a lo que ocurre con los humanos. Y ahí, sin mediar voluntad de conclusión alguna, la relación que se estableció entre ambos fue reveladora: La evolución ya no sería sólo un desarrollo natural de branquias a pulmones, o de escamas a piel o viceversa.
Si no mediaba algún desastre que nos borrara de la faz del planeta. La evolución iba a ser una creación del hombre por el hombre. Y sí, la idea da cierto escozor.
Obviamente, el tema no lo hablé más que con dos o tres personas. Siempre tuve la sensación que el afecto por mí era mayor el efecto que causaba por lo que contaba.

En aquel entonces, E. me miró con cara algo incrédula, debe haber pensado en uno de mis desvaríos de Alicia en el país de las maravillas y palió la circunstancia hablando de otra cosa.
La semana pasada, E. me trajo un artículo de Enrique Valiente Noailles para el diario La Nación, allí con precisión de estudios universitario ya se deja entrever la probabilidad de realización de aquella teoría que sonaba extraña.
Luego de leerlo, me quedé preguntándome, si el criterio de mi amigo para la selección y recorte de la nota fue por la habitual forma exquisita del autor para expresar una idea o quizás que aquella loca idea había anidado en su mente…y hoy, volvía a desafiar la mía.

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Libros que inspiran este blog

  • Actos de significado. Jerome Bruner
  • Actos del lenguaje. Rafel Echeverría
  • Coaching. El arte de soplar brasas. Leonardo Wolk
  • Coaching. El arte de soplar las brasas en acción. Leonardo Wolk
  • Cultura escrita y oralidad. David R. Olson y otros (comp)
  • El buho de Minerva. Rafael Echeverría
  • El orden del discurso. Michel Foucault
  • El sí-mismo en proceso. Vittorio Guidano
  • El tao de la física. Fritjof Capra
  • El yo saturado. Kenneth J. Gergen
  • Estudios y diálogos sobre la identidad personal. Giampiero Arciero
  • Fuentes del Yo. Charles Taylor
  • Heidegger y la cuestión del Tiempo. Francoise Dastur
  • Hermenéutica del sujeto. Michel Foucault
  • Historia y Narratividad. Paul Ricoeur
  • La construcción social de la realidad. Berger y Luckmann
  • La educación puerta de la cultura. Jerome Bruner
  • La mente narrativa. Juan Balbi
  • la quinta disciplina en la práctica. Peter Senge y otros
  • La quinta disciplina. Peter Senge y otros
  • La terapia como construccion social. Seila McNamee y otro
  • Los anormales. Michel Foulcault
  • Narrativas contadas, Narraciones vividas. Ricardo Ramos
  • Ontología del lenguaje. Rafael Echeverría
  • Pasos para una ecología de la mente. Gregory Bateson
  • Por la senda del pensar ontológico. Rafael Echeverría
  • Realidad mental y Mundos posibles. Jerome Bruner
  • Realidades conversacionales. John Shotter
  • Signo: Humberto Eco
  • Soñar la realidad. Lynn Segal
  • Teoría de la comunicación humana. Watzlawick y otros
  • Wittgenstein: Mundo y Lenguaje. Prades Celma y otro